por Paulo De León, CABI
Autor del Libro: Jorge Volpi
Llegué a Volpi hace 20 años por recomendación de mi Papá, un gran lector. Fue su libro En búsqueda de Klingsor que uno se engancha a éste autor mexicano del movimiento llamado el crack. Si bien Tiempo de Cenizas me gustó menos que Klingsor, una novela detectivesca con ciencia y filosofía en tiempos de la post guerra (II GM). En Tiempo de Cenizas, Volpi tiene como principal actor el marco histórico de los años 1950 a 2000, y todo lo que sucedió allí.
A diferencia de Klingsor donde la trama es el escenario central, en Cenizas, el repaso de los acontecimientos más relevantes de los 50 años finales del Siglo XX es un ejercicio la verdad exhaustivo de muchas cosas que se están sintiendo y repercutiendo en nuestros días.
La historia de 3 mujeres que aparecen separadas al inicio hasta terminar estrechamente enlazadas repasa una nueva vez, la ciencia como un tema trascendental. Esta vez los experimentos ideológicos de Stalin y terminando con el mapeo del Genoma humano son los temas tocados.
La historia de las 3 mujeres es trágica para cada una de ellas. Pero son universos paralelos totalmente diferentes, mundos diferentes que de alguna manera se van uniendo. El entorno o marco histórico de la novela repasa temas y hechos como: caída del muro de Berlin, el inicio de lo movimientos de las ONGS (la industria de ONGS nace en los 50´s) y su interioridades, el Fondo Monetario Internacional y los eventos económicos que describe en Rusia, México y Africa; la carrera por el mapeo del genóma humano y la hubris de los competidores, así como movimientos bursátiles.
La novela es muy buena y es la parte 3 de su trilogía del Siglo XX. No tenien relación entre si solo que suceden en ese siglo. Volpi inicia con Klinsgor y termina con ésta a manera de pasar la página al pasado, o el fin de la historia como lo llama el mismo Autor al evento del descubrimiento del genóma humano y sus implicancias. Me queda pendiente la novela 2 de la trilogía, una más centrada en latinoamérica. Magistral Volpi, sin lugar a dudas.
