Cuando los «genios» fallan

por Paulo De León, CABI. Columna que salió en El Periódico con fecha 12 de agosto 2022.

El título se refiere al famoso libro de Lowenstein, que describe el colapso en 1998 del Fondo Long Term Capital Management dirigido por dos premios nobeles: Merton y Scholes. Me recuerdo como si fuera ayer esos días, cuando entro al mundo laboral financiero en 1997. Recién salido de la academia encontrarse con este colapso en la vida real fue un baño de agua fría. Y rápidamente me di cuenta de que la academia es muy diferente a la vida real.

Los miembros de la torre de marfil, usualmente, muy distantes del mundanal quehacer de la vida real se olvidan de que la realidad no se ajusta a sus modelos, sino más bien debiera ser al revés. Albert Einstein lo dijo claro: “En teoría, la teoría y la práctica son lo mismo, en la práctica, no”.

Paul Krugman es un gran economista acreedor del Nobel por sus aportes a la pseudo ciencia económica. Su libro de Economía Internacional es lectura obligatoria para los estudiantes de macroeconomía, pero es su aporte de economía espacial (territorios) el que más me gusta. De hecho, su modelo de liquidez relativa lo seguimos usando en nuestra firma para entender el tipo de cambio de equilibrio fundamental.

Krugman escribió hace muchos años una columna hablando sobre Milton Friedman después de su muerte. La columna empieza recordando la brillantez económica, del que muchos consideramos el mejor economista de la historia, pero termina dándole una paliza por su rol ideológico en los años 70. Valedera crítica a mi entender. Uno debe de separar la práctica de la ideología siendo economista técnico. Se debe escoger una u otra faceta, no pueden convivir.

Han pasado varios años de esa columna y es bueno que se la recuerden a Krugman, quién se ha convertido precisamente en lo que criticó de Friedman: el economista de izquierda referente al progresismo y socialismo americano (EEUU), al igual que Stiglitz. Ambos enfrentados en una batalla por la narrativa desde el año pasado con el economista Larry Summers sobre el tema de la inflación, que terminó ganando este último con el tsunami de la evidencia empírica.

Recientemente Krugman de manera honesta, reconoció en su columna del New York Times que se había equivocado en el tema de la inflación, subestimando el impacto de las inyecciones de liquidez de la Fed vía expansión fiscal de US$ 1.9 trillones al inicio de la administración de Biden. Para los que vimos la inflación desde hace más de un año y lo anunciamos primero a los clientes de la firma y luego en varias columnas en este medio fue una confirmación de que los genios fallan y que el sentido común económico, si es que existe, es algo que debe de respetarse utilizando las herramientas TECNICAS y dejar de lado los temas ideológicos y/o políticos.

En varios debates en radio y en chats con amigos economistas, entre otros, las discusiones sobre el tema de inflación fueron siempre de negar el fenómeno en su inicio, luego que iba a ser transitorio, pasando por que la inflación es buena y terminando en soluciones totalmente contrarias. Su argumento principal contra mi persona fue que quien era uno para contradecir lo que decía un nobel como Krugman.

Pero esta columna tiene como fin, tratar de entender porqué falló un “genio”. Presento hipótesis. Primera, Krugman cayó en la trampa de no separar ideología y política de elementos técnicos. Y quiso respaldar a los Demócratas. Segunda, Krugman tuvo miedo a la cacería de brujas que hay en su Universidad Yale contra toda narrativa, discurso, lenguaje, teoría y evidencia que no se apegue al dogma progresista. Solo basta que busquen en Google los varios episodios donde catedráticos son denunciados por alumnos y colegas por no acoger el credo progresista. Krugman pudo haber sucumbido a esa santa inquisición. La tercera hipótesis es la menos probable para mí. Y es que Krugman carezca del bagaje técnico para poder interpretar los movimientos macro y sus consecuencias de segundo y tercer orden.

En el gran esquema de las cosas, el fallo de Krugman tiene menos incidencia en nuestras vidas, pero no así el de Powell y Yellen, ambos como hacedores de política económica. Sus fallos han causado una erosión de poder adquisitivo y aumento de pobreza en todo el mundo. Eso es el problema de esquemas centralizados: un error es mucho más sensible que en esquemas descentralizados. Un enfoque de Risk management, algo que no entienden políticos y académicos.

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